viernes, 15 de mayo de 2015

Horacio y la poesía

En esta ocasión, y pese a que en la entrada anterior dije que consideraría escribir todavía acerca de cómics, preferí continuar con la tercera y última parte del "Ciclo de la Poesía" para variar un poco entre los temas que llego a tocar en este blog.

Horacio es el autor de la Epístola a los Pisones, mejor conocida ahora como Arte poética. Parte de lo que vuelve tan especial a esta obra es que, a diferencia de Platón y Aristóteles, Horacio era un poeta de forma que es capaz de hablar acerca de la poesía de una forma distinta y ofrecer a la vez su visión sobre ésta a través de los ojos de alguien que se dedica a ella casi a tiempo completo.

Una de las cosas más importantes que menciona Horacio en su obra es la analogía a la cual él da el nombre de “ut pictura poesis” traducido como “la pintura como la poesía”. Horacio dice que la poesía es, como dice el título, como la pintura. Así como hay pinturas que son sencillas a la vista y fáciles de comprender también hay poesía que resulta igual, lo mismo con aquellos que pueden resultar muy complejos y que requieren de un análisis y reflexión para ser capaz de entenderlos y comprenderlos en su totalidad. Horacio cree que ambas formas de la poesía tienen todas las características necesarias para poder ser apreciadas, pero que a la vez tienen un público distinto que encuentra el deleite ya sea en lo ordinario y evidente (que gusta más si se ve de cerca) o en aquello que requiere de la total atención para ser entendido (gusta si se observa de lejos).

En cuanto a la función de la poesía, Horacio sostiene que la poética tiene que estar encargada de crear un texto que resulte estético y por el cuál haya un interés por darle una forma y un estilo que sirva a su vez para crear algo que se considere bello, pues los poetas deben expresar el contenido de sus obras, todo a través de una forma estética. Y aquí entra otro punto muy importante para Horacio: el hecho de que la poesía debe “mezclar lo útil con lo dulce” además de “instruir deleitando”. Con lo anterior el poeta se refiere a que la poesía tiene que guardar un contenido que resulte fácil y placentero para el lector, pero que a la vez tiene que tener una utilidad real para él para que no se caiga simplemente en el ocio al momento de disfrutar de la poesía. Para poder llegar a esto, Horacio cree que se deben seguir los mismos principios que tenía Aristóteles: el uso de cosas y situaciones verosímiles (además resulten de agrado para el público) para de esta forma poder dar un mensaje y utilidad que llegue a ser más impactante al formar parte del gusto del público.

Para finalizar, cabe señalar que para Horacio la poesía tiene que tener tres cosas cruciales: la mimesis, la verosimilitud y el decoro. La mimesis es el impacto que tiene el poema sobre el lector, el cual debe ser suficiente como para generarle una emoción que sería incapaz de alcanzar por otros medios como la lógica. La verosimilitud (también llamada Deus ex machina o el Poder de Dios) tiene su base a partir del decoro. Se debe ser verosímil porque es lo más apropiado o prudente y no resulta irreal con lo que se está contando. Por lo tanto, la verosimilitud implica lo decoroso, que a la vez es lo más apropiado.

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