Nuevo hiatus, aunque esta vez fue uno más corto que los de varios meses que me caracterizan. Sin embargo esta vez para variar un poco y no contarles mi nada entretenida vida en cada semana como he estado haciendo en las últimas entradas, en esta ocasión haré algo más productivo y pondré aquí un pequeño ensayo que espero les agrade.
En tiempos de los antiguos griegos el mundo era ampliamente diferente al que nosotros conocemos y en el cuál vivimos. No sólo en la actualidad tenemos mayores avances científicos y el modo de vida así como las urbes en las que habitamos eran completamente diferentes, sino que también tenían ideas y pensamientos que variaban enormemente a los contemporáneos. Un ejemplo claro de esto se da en la concepción que poseían los griegos con respecto a la muerte.
Para comenzar tenemos que tener presente que el mundo era muy distinto, tal como ya se señaló antes. Las guerras eran más habituales que en la actualidad, y los griegos a menudo se encontraban peleando con otros pueblos extranjeros, así como entre ellos mismos por conflictos de poder, territorio y demás. En un mundo en el cual la guerra era muy habitual, la gente estaba más acostumbrada a la idea de la muerte que nosotros, pues tenía una presencia constante tanto entre ellos tanto por los propios conflictos bélicos como desastres naturales y enfermedades que salvo en ocasiones especiales no suelen causar daños considerables en la actualidad.
Ya que la muerte era algo común y podía llegar desde cualquier parte, la gente tenía formas "predilectas" para morir que eran más deseables que otras. En la actualidad, si se le preguntara a distintas personas cómo les gustaría morir lo más probable es que la mayoría contesten que quieren morir de vejez y con calma. Para los griegos aquella sería una de las muertes menos apreciadas o codiciadas entre la gente, pues ellos creían que la mejor forma de morir era adquiriendo honor. Y la mejor forma disponible entonces para adquirir ese honor era por medio de las batallas.
Si bien hoy día tenemos libros y textos en los cuales se exhorta a la gente a vivir una vida pacífica y poner fin a las guerras para siempre, en la antigüedad la guerra era más que sólo un conflicto, era el oficio y la vida de miles de hombres. Por lo tanto, resulta natural que entonces los textos hablaran de las hazañas de héroes y personajes poderosos que doblegaban a las bestias y aniquilaban a sus enemigos para adquirir un honor y estatus cada vez mayor, lo cual los convertía en los modelos a seguir para el resto de los ciudadanos.
Uno de los textos bélicos de la antigüedad en los que más se aprecia esto es en la Ilíada de Homero, un poema épico que aún hoy en día sigue teniendo un gran impacto entre aquellos que tienen la oportunidad de leerlo en su totalidad. En él, hombres y dioses se enfrentan por el control de la ciudad amurallada de Troya, lugar donde se lleva a cabo la acción. Entre todos los héroes participantes en el conflicto resalta Aquiles con los aqueos, el mejor guerrero del mundo y quien es capaz de terminar con las vidas de sus enemigos sin mostrar clemencia alguna. Los troyanos por su parte tenían a Héctor, el mejor de sus soldados, príncipe de la ciudad, amante de la paz y domador de caballos; quien no se queda muy por detrás de Aquiles en cuanto a méritos heroicos. En la Ilíada los héroes son los protagonistas, seres tan poderosos que acaban con cualquier enemigo que les planta cara y con otros héroes incluso, una situación que se repite constantemente a lo largo de la obra.
Antes de seguir hablando sobre el poema, vale la pena recalcar algunos puntos más sobre la visión griega alrededor de la muerte. Una de las razones por las cuales la muerte por vejez parecía tan despreciable se debía principalmente al daño que el cuerpo acumulaba para entonces por el paso de los años: la pérdida irremediable de la juventud, la belleza y el vigor. Muchos héroes griegos se nos retratan como jóvenes hermosos, astutos y con capacidades en muchas ocasiones sobrehumanas porque representan el punto máximo de esplendor que alcanza el cuerpo humano, un estado deseable y envidiable que servía como elperfecto ejemplo de aquello a lo que se debía aspirar a conseguir.
En la Ilíada los personajes (salvo por algunas excepciones como Príamo, sacerdotes y algunos reyes) se encuentran en este punto máximo de esplendor, lo cual en parte los ayuda a superar al resto de los soldados en el campo de batalla. La idea griega de una muerte honorable, junto a la concepción del cuerpo perfecto y hermoso, hacía que para muchos de estos personajes la muerte fuera aquello que podían llegar a anhelar más que nada. La razón se debe a que, con la muerte, el proceso del envejecimiento se detiene y de esta forma el cuerpo no pierde aquello que lo vuelve tan especial y singular. La quema tradicional de los cadáveres también es una forma de asegurar que el alma del difunto pueda descender al Hades en este estado, tal y como aparecen después los fantasmas de varios personajes de la Ilíada en otra obra de Homero, la Odisea.
Sin embargo, pese a que la muerte en batalla proporciona el máximo honor y a su vez es una forma de mantener la perfección del cuerpo de una forma eterna, nos encontramos con que en ocasiones ésta resulta pavorosa o con una imagen tremendamente negativa para otros personajes. Aquiles llora la muerte de Patroclo por haber perdido a su compañero inseparable en lugar de alegrarse de que muriera con honor, los troyanos huyen de Aquiles en lugar de enfrentarlo cuando éste regresa al combate, el propio Patroclo se lamenta de tener que abandonar su cuerpo al morir e incluso Héctor huye de Aquiles cuando el aqueo lo persigue dando tres vueltas alrededor de Troya.
¿Por qué una buena muerte ocasionaría reacciones como éstas? Primero que nada hay que recordar que si bien los griegos pueden haber vivido en un mundo distinto y tener una concepción diferente de él a la nuestra, seguían siendo seres humanos. Hombres con sueños, alegrías, penas y miedos; y el miedo a la muerte, a aquellos que está más allá y que nos hace terminar con nuestras efímeras vidas es algo que ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad -no por nada los peores castigos que un hombre puede recibir suelen ser una forma de terminar con la vida-.
Porque si bien la muerte representa la conservación del honor y la belleza, también le pone un fin absoluto y contundente a la existencia, y ésto es algo que inquieta tanto al que sabe que va a morir como a quien no lo hizo y ahora debe vivir con ello; como Aquiles tras perder a Patroclio y saber que nunca volverá a estar con él, ni siquiera después de la muerte, pues las almas perdían su memoria. En el caso de Héctor, significaría perder la oportunidad de seguir disfrutando la vida como príncipe troyano y abandonar a su esposa e hijo antes de haber podido verlo convertirse en hombre.
Pese al inminente temor que se enfrenta ante la incertidumbre de la muerte, hay personajes que de todos modos la enfrentan con valor. Una vez que Héctor deja de huir y tras darse cuenta de que los dioses han decidido que debe morir, en lugar de lamentarse por su inminente final da un último discurso en el cual manifiesta su deseo de alcanzar la mayor gloria posible en combate. Aquella actitud valiente (no presente en todos los personajes pues Paris huye de Menelaro por ejemplo) representa fialmente el triunfo supremo de la muerte honorable frente al miedo a ésta. Héctor vivió luchando gran parte de su vida y la termina enfrentando al mejor guerrero de la historia en un acto que, tal y como él mismo lo describe, dará "algo de lo cual los hombres venideros hablarán por generaciones". Porque al final logra ser inmortal pese a haber sido muerto por la espada de Aquiles. Inmortalidad producto de la valentía ante la muerte por la que hoy, tres mil años después, todavía es conocido por el mundo entero.
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