sábado, 14 de febrero de 2015

Platón y la poesía

Esta semana durante una clase en la Universidad, analizamos los escritos de Ion y el Libro X de La República los cuales fueron escritos por Platón; y en los cuales el filósofo griego exponía su punto de vista sobre lo que él consideraba era una sociedad perfecta. Pero antes de entrar de lleno al tema, creo que es conveniente dar un poco de historia de trasfondo.

En la Antigua Grecia, los jóvenes que eran enviados a las escuelas eran educados a través de la poesía, esto porque se tenía la idea de que los principales valores que debían aprender se manifestaban en los escritos a través de las narraciones de mitos, héroes y la visión de los poetas. Y Platón estaba completamente en contra de esto.

Platón rechazaba el concepto del mito y creía de tenía que ser desterrado del pensamiento griego, pero curiosamente también se valía de él como un elemento didáctico para explicar lo que enseñaba. Platón también creía que la inspiración poética (aquella que se daba gracias a la intervención de las musas) junto a la adivinación y la mística eran las únicas formas de obtener el conocimiento verdadero de las cosas, pero que éste era efímero y desaparecía casi de inmediato. Además, el poeta era visto como una especie de loco que sufría un arrebato "deseable".

Por lo tanto, Platón creía que la educación debía de ser impartida por los filósofos pues ellos eran los más indicados para conducir a los jóvenes por el camino del "auténtico" conocimiento y los incitaba a pensar y reflexionar en lugar de causar que la mente vagara como lo hacía con la poesía. Tanto Ion como el Libro X de La República presentan ideas similares acerca de la poesía y los poetas, solo que el primero es menos agresivo que el segundo.

En Ion Platón dice que la poesía es inspiración divina, pero también representa la ausencia del conocimiento verdadero así como una falta total de técnica y una manía para la mente. A su vez, Platón afirma que si bien los poetas son mediadores del hombre con lo divino, también son unos ignorantes.

En el Libro X Platón hace una metáfora bastante interesante para representar su opinión con la poesía y los poetas, la "Metáfora de las Camas": Platón dice que hay una cama que es ideal y perfecta, la Cama de Dios. Es la imagen de esta cama ideal (que se encuentra a su vez en el mundo de las ideas) la que los artistas utilizan para hacer una copia fiel y que sirva para lo mismo aunque pierda su estado divino, y esa es la Cama del artesano. Finalmente se encuentra la Cama del poeta o pintor, la cual es solo un artífice y que a su vez es una copia -mal hecha, a parte de todo- de la Cama del artesano.

Como si esto no fuera suficiente para mostrar su repudio total hacia esta literatura, Platón nos presenta también los puntos más importantes contra la poesía:

1- La poesía es solo un falso conocimiento
2- La poesía es irracional
3- La poesía es inútil.

Platón se apegaría a sus ideales incansablemente, y su visión acerca de la poesía no cambiaría sino hasta la llegada de Aristóteles. Para concluir solo diré que, irónicamente, Platón era un ferviente admirador de Homero. 

lunes, 2 de febrero de 2015

Minificción sin nombre

Empezando la semana con una nota. ¿Alguien más vio el Super Bowl el día de ayer? Nunca he sido un fanático extremo de la NFL, pero ése sin duda alguna ha sido uno de los mejores partidos que he visto en mi vida. Y tanto la recepción de 33 yardas de Seattle como la intercepción de los Patriotas en el mismo minuto fueron, en mi opinión uno de los finales más dramáticos que ha habido... pero no me dedicaré a hablar solo de esto.

A diferencia del depresivo post que precedió a éste, hoy quiero compartir con ustedes la última cosa semi-seria que escribí, en este caso, una minificción que presenté como trabajo final para el semestre anterior en la escuela. Es muy mala, pero no pierdo nada por ponerla aquí.

"El aire era tan frío que el rostro le dolía, e incluso las tibias gotas de sudor que caían por su frente empezaban a congelarse antes de chocar contra el suelo de piedra. La calle estaba iluminada por pequeños faroles que le permitían ver como su aliento se elevaba lentamente hacia el cielo cada vez que respiraba. En su pecho, el corazón latía con tanta fuerza que resultaba casi doloroso e incluso podía escuchar como la sangre corría por sus oídos, viajando a través de todo su cuerpo y llenándolo de adrenalina.

No se podía escuchar ningún ruido salvo por los cantos de los insectos y el levísimo eco que producían sus pisadas, cansadas pero firmes, al caminar por la acera. Su mente estaba cubierta por una neblina tan espesa que lo hacía sentirse como si nada de lo que estuviera pasando ocurría realmente.

Él no se encontraba caminando solo por la calle casi a media noche, ni sentía que su cuerpo comenzaba a calentarse conforme avanzaba hasta que fue casi como si tuviera fiebre. Tampoco era real el reflejo que despedía la luz de una lámpara al chocar contra el frío acero que se encontraba oculto en el bolsillo derecho de su chaqueta, porque él no lo había abierto para comprobar que el objeto seguía ahí. Mucho menos real era el hecho de que giraba la cabeza constantemente hacia todos lados, temiendo que alguien pudiera verlo.

Cuando llegó a la casa, las luces estaban encendidas y se veían las siluetas de las personas que caminaban del otro lado. Se detuvo detrás de la puerta y pudo escuchar las voces y las risas, el sonido que producían los cubiertos al chocar contra los platos de porcelana. Fue entonces cuando comenzó a temblar, cuando el cosquilleo en su espalda bajó desde la nuca hasta recorrer toda su espina dorsal. Metió su mano en el bolsillo derecho de la vieja chaqueta y sus dedos recorrieron la dura superficie del metal, tan frío que quemaba. Nada de eso estaba pasando; pero sin embargo, ocurría."