lunes, 16 de enero de 2017

Primer cangrejo del año: Doscientos años de "El Periquillo Sarniento"

Suponiendo que tú, apreciado lector, te hayas pasado durante los últimos meses por el blog, habrás notado que ha estado muerto desde septiembre del año pasado. Creo recordar que a inicios del año pasado escribí que tenía el propósito de escribir más a menudo en el blog, pero es evidente que fallé miserablemente en aquel propósito de Año Nuevo. Sin embargo, esto es 2017. Un nuevo año, una nueva página, y por lo tanto una nueva oportunidad para hacer algo más productivo con este pequeño islote en el inmenso mar que es el internet.

La inmortalidad del cangrejo cumplió su segundo aniversario hace un par de semanas, pero no fue lo único en agregar un nuevo año a su historial. En los últimos meses del año pasado, se celebró también el doscientos aniversario de la publicación de El Periquillo Sarniento, la obra más famosa del escritor mexicano José Joaquín Fernández de Lizardi, conocido también como "El Pensador Mexicano". Probablemente no lo supiste, lo cual es un poco triste pues El Periquillo ocupa un lugar importante dentro de la historia de la literatura de nuestro país ya que se le considera la primera novela cien por ciento mexicana. El Periquillo nos cuenta las desventuras de Pedro "Perico" Sarmiento, un habitante de la Ciudad de México cuando ésta era la capital de la todavía existente Nueva España, pocas décadas antes del comienzo de la Guerra de Independencia.

Esta novela, perteneciente desde luego al género picaresco, nos ofrece un vistazo excepcional a la vida en el México del siglo XVIII; una época tan diferente como parecida a la nuestra. Su protagonista, Perico, nos cuenta de su propia boca sus andanzas a lo largo y ancho del país sin pudor alguno y siempre con un excepcional estilo con el cual es muy difícil no soltar por lo menos una risa. Como todo buen personaje pícaro, Perico se dedica a lo largo de su vida al arte del "vivir bien sin hacer mucho", es decir, a la estafa, el engaño y la astucia. Rico por momentos, extremadamente pobre la mayoría del tiempo, a Perico lo acompañan una extensa galería de personajes todos muy distintos unos de otros; algunos de ellos le ofrecen lecciones de vida de las que nunca se olvidará, mientras que el resto son todos canallas y granujas que le enseñan a aprovecharse de los demás mientras le hacen lo mismo. Perico se convierte rápidamente en un protagonista por el que es casi imposible no sentir simpatía, aun cuando una y otra vez somos testigos en primera fila de todas las fechorías, maldades y estupideces que comete a lo largo de toda la novela.

 Su autor, Lizardi, es también muy poco conocido en el ámbito literario a pesar de que se le podría considerar un hombre revolucionario gracias a las ideas que hizo circular por el México colonial. Podría ponerme a escribir varias líneas enlistando sus diversas obras y trabajos, pero en lugar de eso, haré algo mucho mejor: dejaré que sea el propio Lizardi quien lo explique.


Bueno, no es el auténtico Lizardi, pero sí una aproximación muy cercana a lo que pudo ser. Este vídeo forma parte del proyecto final para la clase de Literatura Mexicana que yo y varios compañeros presentamos durante diciembre, a términos de semestre. En él, Shakespeare y Cervantes se reúnen para conversar acerca de todo lo que se hizo en México para conmemorarlos durante sus respectivos aniversarios del año pasado hasta que son interrumpidos por Lizardi, de quien todos parecieron olvidarse (como dato curioso, incluso en la mismísima Facultad de Filosofía y Letras se le puso un énfasis mínimo a Lizardi, contrario a Shakespeare y Cervantes lo cual es gracioso porque la gente de allá se la pasa glorificando a lo nacional y satanizando las cosas extranjeras).

Si eres de mi generación, tal vez recuerdes que hace muchos años la SEP repartió a cada niño de primaria un ejemplar del Periquillo recortado y resumido para niños, y tal vez entonces pudiste haberlo leído por primera vez. Si no, e independientemente de si te gustó o no el Periquillo, me gustaría hacerte una invitación para que lo leas nuevamente/por primera vez, esta vez en su versión completa. Es considerablemente más larga que la versión infantil, pero también más entretenida de leer y sin lugar a dudas una lectura mucho más rica. Nunca está de más conocer un poco mejor la literatura mexicana, pues no todo es Octavio Paz o Juan Rulfo en la historia literaria de este país e incluso una novela de doscientos años de edad puede enseñarnos una cosa o dos sobre la vida y como, hasta cierto punto, México ha tenido siempre la misma esencia.