domingo, 11 de enero de 2015

La primera irrelevancia

Segundo día en Blogger y me entero que La inmortalidad del cangrejo tuvo 12 visitas. Honestamente esperaba que no llegara siquiera a diez, así que lo considero una pequeña especie de logro personal. Pero dejemos esto de lado para pasar a otra cosa irrelevante.

Hoy fui a un hospital (bastante bonito de hecho) a visitar a una paciente, y lo primero que noté al salir del elevador y caminar por el pasillo en el que se encontraba su cuarto era lo completamente diferente que es de cualquier clínica del Seguro Social de México. A diferencia de éstos, que tienen una especie de atmósfera fría y me atrevería a decir incluso un poco deprimente, este hospital irradiaba una tranquilidad y calidez que nunca habría esperado encontrar en un edificio destinado a la salud, o al menos no encontrarlo durante mi vida.

Evidentemente era un hospital de paga, lo cual explica perfectamente el por qué de su estado. Esto me hizo reflexionar un poco sobre la calidad del servicio de salud en cuanto a la atmósfera de los hospitales se refiere. Por mucho tiempo he sabido que el estado anímico de los enfermos tiene una fuerte influencia sobre su salud, lo cual puede provocar que si te encuentras feliz y tranquilo puedas recuperarte más rápido que una persona que no lo esté. Es algo que al menos a mí me parece impresionante, pues prueba el poder que puede ejercer nuestro subconsciente y por lo tanto el cerebro sobre nosotros sin que siquiera lo sepamos o nos importe demasiado. Pero estoy desviándome del tema principal.

Sé que los hospitales de paga deben esforzarse más en el entorno que presentan sus instalaciones debido, justamente, a que sus clientes pagan por el servicio; pero no puedo evitar pensar que las clínicas populares también deberían de esforzarse un poco más por brindarle a sus pacientes un entorno agradable en el que estar y que por lo tanto los ayude a distraerse un poco de sus problemas y recuperarse mejor. No soy experto en finanzas y sinceramente desconozco cuál es la cantidad de dinero que el Gobierno le brinda a las instituciones de salud, pero dudo que sea una diferencia lo suficientemente grande comparada con los ingresos de una clínica privada como para que no les permita hacer una remodelación a las distintas instalaciones que se encuentran por todo el país; aunque obviamente esto requeriría de mucho tiempo invertido.

Como conclusión solo diré: ¿acaso no nos gustaría a las personas que no podemos pagar demasiado por una clínica privada tener la oportunidad de recuperarnos en un ambiente agradable? No creo que necesite ser algo excesivamente caro y lujoso, pero si algo que tenga una cierta calidez en lugar del ambiente un poco claustrofóbico o de retención que se encuentra en una clínica de gobierno.

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